diumenge, 23 de febrer del 2014

No sólo espectadores, sino protagonistas


Las políticas culturales actuales tienen su origen tras la IIGM, fue en el contexto de la postguerra donde se empiezan a garantizar unos derechos básicos a los ciudadanos/as como la educación, la sanidad o el desempleo, al igual que se empieza a considerar la cultura como un derecho. 

Es en este momento cuando aparece el concepto de democratización de la cultura, éste  se vincula a la idea de difusión y extensión de la cultura (literatura, obras de arte, teatro, música...) para todos los ciudadanos/as. Entendido como un bien colectivo hace referencia a una cultura a la que todos/as deben poder acceder, sin embargo, creo que este tipo de concepto ha sido más propio de una élite social, la cual no sólo ha generado este tipo de cultura sino que también ha sido la propia consumidora. Por lo que, la democratización social, en muchas ocasiones ha sido limitada y para el disfrute de un sector de la población con un estatus social determinado.

Siempre he pensado que el ser humano posee un potencial enormemente creador, necesita expresarse social y artísticamente de una u otra manera, por lo que, somos fuente de cultura y generadores de ésta por naturaleza. Es desde esta perspectiva donde tiene cabida un concepto, a mi forma de ver, mucho más interesante; la democracia cultural. Aunque es necesario tener en cuenta el primer concepto como punto de partida, éste último se centra más en la ciudadano/a como sujeto activo de la creación y la acción cultural. El ciudadano/a deja de ser un mero espectador/a y entra a formar parte de una posición más activa en las políticas culturales (grupos de teatro amateur, talleres de pintura, grupos de literatura, asociaciones culturales...).

El otro día mientras veíamos en clase el vídeo del Ateneu de 9 Barris de Barcelona vino a mi memoria el tiempo que estudié en Barcelona y rápidamente conecté con un proyecto que conocí durante unas clases de teatro que recibí en la ciudad Condal. El proyecto era sobre una asociación Argentina llamada El brote, ésta nació en Bariloche en 1997 a partir de un grupo de teatro formado por personas con enfermedad mental y jóvenes en situación de pobreza. El brote trabaja a partir de la investigación sobre el lenguaje teatral pero también elaboran y ponen en marcha otros proyectos grupales que desarrollan actividades de animación sociocultural creando y fomentando espacios de diálogo, de cooperación e impulsando el arte como herramienta de transformación social.

Hace unos días busqué por internet información sobre El Brote y tras alegrarme por ver que la asociación seguía trabajando en el proyecto -ahora con muchos más recursos que en el 2006, año en el que conocí su trabajo- también encontré un escrito de la asociación que definía a la perfección el concepto de democracia cultural trabajado en clase;

“Entendiendo la cultura como fuente de ciudadanía y democracia, y como aspecto indisociable del desarrollo humano, se busca generar espacios de formación y de organización comunitaria, en donde ensayar opciones nuevas para la resolución de conflictos, desde una metodología participativa apoyada fundamentalmente en herramientas teatrales. Cultura como la creación de un destino personal y colectivo. No sólo espectadores, sino protagonistas” . 
(Asociación El Brote)

Os dejo una parte de un corto documental realizado por el grupo de teatro El Brote, podéis encontrar el documental entero en Youtube. Espero lo disfrutéis. Hasta la próxima!





Firmado;

FUEGO(María Polo)






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