El lunes pasado estuvimos hablando en clase acerca del teatro social. Este es un tema hacia el que siento una gran atracción y por eso me dio especial rabia perderme la primera hora de clase…pero bueno, a lo que vamos. Tal y como estuvimos viendo, el teatro es una herramienta estupenda para trabajar en lo social, porque posibilita el autoconocimiento personal, fomenta el trabajo grupal y la cohesión, permite la externalización de situaciones de opresión o conflictos, dota a las personas de mayores recursos expresivos…etc.
Desde que comenzamos la carrera, algunas de mis amigas y amigos de clase nos dimos cuenta de que nos gustaba el tema del teatro, y que junt@s teníamos gran capacidad creativa y éramos capaces de crear proyectos e iniciativas interesantes, así que de un modo bastante informal decidimos ir avanzando en este sentido. La oportunidad para materializar nuestras motivaciones vino en segundo, en un proyecto de Aprendizaje Servicio. Trabajamos con mujeres de La Coma y el objetivo era concienciar sobre los roles sexistas que se transmiten a través de los cuentos para niñas y niños. Para ello, llevamos a cabo un taller que constaba de dos partes, la primera de ellas era una breve representación de “La cenicienta que no quería comer perdices”, la cual, previo consentimiento de la autora, habíamos versionado. Y posteriormente, a partir de lo que se narraba en la obra se llevaban a cabo una serie de dinámicas y un debate. El taller fue todo un éxito, les encantó y nos encantó, fue un verdadero aprendizaje por ambas partes y para nosotras supuso el inicio de algo, decidimos formalizar nuestro grupo escogiendo como nombre Les del Parabán Teatre Social.El taller de “La Cenicienta…” ha ido rodando por muchos otros sitios: la universidad, el ayuntamiento de Rocafort, la biblioteca de Villafranca del Cid…etc.
En todas partes ha gustado mucho y a la vez cada ocasión ha sido diferente, según el contexto y l@s asistentes salían unos temas u otros, había más o menos participación…etc. Sin embargo, desde Les del Parabán, teníamos esa sensación de que lo que estábamos haciendo no era exactamente teatro social, que sería interesante hacer participar más a l@s asistentes, que la representación partiera de sus necesidades o sus demandas…etc.
Por eso la clase (o media clase) del otro día fue especialmente significativa, porque a partir de las pinceladas que vimos acerca del teatro social y del teatro del oprimido se abrieron nuevas posibilidades ante mí, nuevas ideas para hacer más social nuestro teatro y también me entraron ganas de conocer más acerca del tema y de formarme al respecto, porque creo que, efectivamente el teatro tiene un gran potencial y me gustaría poder trabajar con este recurso junto a las personas que vaya encontrando a lo largo de mi vida, y no hago aquí distinción entre profesional y personal porque creo que en lo social va todo un poco unido, y la conciencia y la voluntad de transformación nos acompaña en todo momento.
En cierta manera me indigna un poco que no hayamos visto estos contenidos en la carrera hasta tercero. Creo, y además ahora lo estoy confirmando, que las artes son una herramienta muy potente para trabajar en educación social, pero parece que en nuestro plan de estudios no se les otorga el valor que merecen. En cualquier caso también entiendo que es responsabilidad de cada un@ tomar las riendas de su formación, y más aún en una época en la que el conocimiento está bastante accesible, al menos para nosotr@s que somos habitantes del primer mundo. De manera que me indigna que tengamos que ver estos contenidos en una única materia cuatrimestral casi al final de la carrera, pero a la vez me alegra muchísimo estar viéndolos y me quedo con lo que tienen para mí de liberadores, en cuanto me remueven, me abren posibilidades, me descubren cosas lindas, me mueven a conocer más, me motivan y me van transformando en alguien, educadora social o simplemente persona, más completa.
Ya para acabar quería compartir con vosotr@s esta iniciativa que va a comenzar dentro de muy poquito en un colegio de aquí de Valencia. Las chicas que han hecho la propuesta tienen en marcha también cursos sobre Teatro del Oprimido, por si a alguien le interesa. Yo las voy a seguir de cerca.
Aire- Marina Guillén
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